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domingo, noviembre 10, 2024
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¿Eres de los que pones excusas?


La vida no es fácil ni sencilla. Puede estar repleta de momentos inolvidables, grandes experiencias y situaciones increíblemente positivas. Sin embargo, hay otra cara de esta moneda, y es que, precisamente, la vida también tiene momentos difíciles, duros y complicados. Todos disfrutamos de los momentos buenos, pero, ¿qué pasa cuando nos ocurre algo malo? ¿Qué hacemos?

En función de lo que se hace en estas situaciones, podríamos diferenciar a la gente en dos tipos de personas: los que ponen excusas y los que usan esta situación como palanca de cambios.

Los primeros, cuando les pasa algo malo, lo ponen como excusa para pararse y detenerse. Normalmente son personas que dicen “como me ha pasado esto, estoy muy mal y no me apetece hacer nada”. Se quedan como tortugas en sus caparazones. Aletargados. Y, entendedme bien, esto es algo normal cuando ocurre algo malo: que estemos procesando lo ocurrido y recomponiéndonos. Una cosa es que ese proceso dure un par de días o una semana, y otra cosa muy diferente es que dure varias semanas o incluso meses. Es en este segundo caso del que estoy hablando.

Un ejemplo de esto pueden ser las notas del colegio o el instituto. Algunos chicos y chicas que han suspendido pueden estar alicaídos, distantes y sin ganas de hacer nada. Es normal. Como he dicho antes, tener una semana de “duelo” por esto es lo habitual. Las personas necesitamos un tiempo para procesar y reiniciar. Lo malo de esta situación es que se use para no hacer nada más el resto del curso o el resto del verano. Eso sí que es más preocupante.

Sin embargo, tras ese pequeño periodo de duelo, hay otras personas que usan lo ocurrido como una palanca para el cambio. Usan la situación de forma contraria: en lugar de ser una excusa para quedarme sin hacer nada, es una razón para moverme. Son personas que se sienten más motivadas, activas y con más ganas de hacer cosas. Usan lo ocurrido para sacar una lectura constructiva y hacer crítica; para así, de ese momento en adelante, ir mejorando.

En el ejemplo anterior, esos chicos y chicas que han suspendido pueden coger precisamente esto para esforzarse más, organizarse de mejor forma y cambiar ciertas cosas para mejorar. En definitiva, usar ese suceso para aprender. Esto implica hacer autocrítica y autoevaluación: mirarnos a nosotros mismos de una manera objetiva. ¿Qué he hecho? ¿Podía haber cambiado algo? En caso afirmativo, ¿el qué? De manera que, en gran parte de los casos, es asumir que hemos hecho algo mal y, por desgracia, hay personas que no quieren hacer esa lectura ya que es más fácil culpar a otro de las desgracias antes que asumirlas como propias.

De manera que cuando te ocurra algo malo, ¿qué vas a hacer? ¿Usarlo como excusa para no hacer nada, quedándote hibernando en el sofá o en la cama? ¿O usarlo como combustible para seguir adelante, mejorar y sacar algo constructivo de esa situación?

Espero que esto os sirva de ayuda, que estéis disfrutando del verano y, recordad, siempre hay casos y casos. Un abrazo.

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