Hubo una época (ni tan lejana ni tan inocente) en la que las revistas del corazón marcaban la agenda de los quioscos, las peluquerías y los bares de barrio. En los años 90, la prensa rosa era más que entretenimiento: era poder, influencia… y también morbo. Desde Talavera de la Reina hasta los salones más lujosos de Marbella, los rostros del famoseo ocupaban titulares que hoy serían virales antes de llegar al papel. Cuando la prensa rosa mandaba: escándalos y portadas inolvidables de los años 90.
Portadas que hacían temblar los cimientos del corazón
¿Quién no recuerda aquel “Isabel y Julián: la ruptura más sonada” o el mítico “Este año, borrón y cuenta nueva” que paralizó las sobremesas de toda España? Aquellas portadas no solo se veían, se comentaban. Las conversaciones del mercado, la panadería o el autobús giraban en torno a romances de plató, traiciones en portada y exclusivas de boda o traición.
En una Talavera donde aún sonaban las coplas en las radios locales, el eco de esas noticias llegaba con fuerza. Las revistas eran templos del cotilleo, y sus periodistas, cronistas de un mundo paralelo donde las lágrimas en plató eran más rentables que cualquier guion de ficción.
Un periodismo emocional… y polémico
El auge de programas como Tómbola o Sálvame Deluxe tuvo su antesala en aquella prensa rosa noventera que no dudaba en cruzar ciertas líneas rojas. Fue el tiempo en el que la intimidad se negociaba a golpe de exclusiva, y los personajes del momento pasaban de anónimos a celebridades tras una portada.
Titulares como “¡Me pegó con un zapato de tacón!” o “Pillé a mi marido con mi mejor amiga y cobré por contarlo” no eran ficción: eran realidad editorial. Una realidad que, pese a las críticas, creaba fidelidad. Y Talavera no era ajena a esta fiebre del corazón. En muchos hogares, la revista del miércoles era sagrada.
