5 años llevan las empresas tensando la carótida empresarial para no ahogarse: Pandemia, post pandemia, el efecto “La gran Renuncia”, incremento de un 54% del Salario Mínimo Interprofesional y todavía les queda hacer frente a la rebaja progresiva de las 40 horas semanales a las 37,5 horas sin ninguna reducción salarial. ¡La soga sigue apretando!
Solo las empresas que han ido realizando cambios organizacionales en estos 5 años, se podrán liberar de esa soga que sigue apretando y relajar su carótida.
Y estos cambios organizacionales, no necesariamente significan altas inversiones, son pequeñas acciones que se pueden ir realizando paulatinamente y referidas a la creación e implantación de “metas de productividad”, para que las futuras 37,5 horas semanales no perjudiquen el nivel de productividad ni sobrecargue con más costos a la empresa porque deban contratar más personal para llegar al nivel de productividad que se tenía con 40 horas semanales.
Otra de las acciones importantes vinculada al fenómeno de “La gran Renuncia”, es no pensar en que este fenómeno es ajeno o lejano e implementar programas de retención del Talento que contemplen aspectos que los vincule a la empresa en términos de propósito vital y evitar los altos gastos de rotatividad.
O programas de mentorías para que los nuevos empleados tengan una integración global en el puesto de trabajo en menos tiempo y a menor coste.
En fin, que no estoy descubriendo América porque Darwin ya nos avisó: “sobrevive el más apto”, y la empresa más apta será la que realice los cambios oportunos para adaptarse a las condiciones presentes y futuras.
¿Quién va a participar del baile de la adaptabilidad?
Empresas talaveranas tercermundistas
