Un destino imprescindible en Castilla-La Mancha. En el corazón de la provincia de Cuenca, a orillas del río Júcar, se levanta uno de los tesoros patrimoniales más impresionantes de Castilla-La Mancha: la fortaleza de Alarcón. Este enclave, rodeado por un sistema defensivo único. Sorprende al visitante nada más llegar gracias a sus murallas, torres y su imponente castillo que corona el cerro, enmarcado por los meandros del río.

Atravesar su arco de entrada medieval es adentrarse en un viaje al pasado. Calles adoquinadas, cuatro iglesias históricas y la plaza del Infante Don Juan Manuel conforman un conjunto urbano de gran belleza, perfecto para recorrer sin prisas.
El castillo de Alarcón, edificado en el siglo XVI y convertido hoy en Parador Nacional, ofrece una de las vistas panorámicas más espectaculares de la comarca. Desde sus alturas, se divisa la presa del Hechicero y se disfruta de un atardecer que se ha convertido en uno de los grandes reclamos turísticos de la zona.
Visitar Alarcón es mucho más que conocer un monumento. Es vivir una experiencia que une historia, naturaleza y cultura en un entorno de gran valor paisajístico.
El turismo, motor de identidad y desarrollo en nuestra comunidad
El turismo es mucho más que una fuente de ingresos: es un puente que conecta nuestra historia, cultura y tradiciones con quienes nos visitan. En Talavera de la Reina y en toda Castilla-La Mancha, el sector turístico se ha convertido en un motor de desarrollo económico y social. Este es capaz de dinamizar el comercio, fortalecer la hostelería y dar visibilidad a nuestra riqueza cultural.
Impulsar este sector significa apostar por un futuro sostenible, donde la tradición y la innovación se encuentren para proyectar lo mejor de nuestra comunidad al mundo.