En tiempos de pantallas, prisas y scrolls infinitos, detenerse a mirar se ha vuelto un acto casi revolucionario. Por eso, hoy te proponemos rutas fotográficas para enamorarse de Talavera y su entorno, tres rutas en las que la cámara se convierte en excusa para conectar con lo más esencial: la belleza natural y la identidad de nuestro entorno.
Talavera de la Reina y su comarca esconden rincones que, cuando se miran con otros ojos, se transforman en postales vivas.
1 – Parque de Los Sifones: naturaleza urbana con alma rural
Si lo que buscas es dar un paseo tranquilo de unos 2,5 km, sin salir de la ciudad, El Parque de los Sifones es para ti, con el encanto natural que lo rodea. Puedes ver y escuchar aves como el Cormorán (en un principio era sólo invernante, pero se ha asentado como reproductor en algunos embalses interiores), y más como:
- Carbonero Común
- Torcecuello euroasiático
- Oropéndola europea
- Martinete
- Garza real
- Avetorillo
- Pinzón vulgar
- Pájaro moscón
- Carricero común
- Martín pescador
2 – Embalse La Portiña: reflejos que cuentan historias
Algunas de las aves que se pueden ver al hacer la ruta del Embalse de La Portiña (5,84 km) son de los siguientes:
- Somormujo
- Lavanco
- Garza Real y gaceta común
- Oropéndola
- Garcilla bollera
- Ánade azulón
- Focha
- Zampullín chico
3 – Sierra del Berrocal (Cervera, Segurilla, Gamonal): el alma salvaje de la comarca
En la Sierra del Berrocal se puede ver variedad de fauna, pero más allá de la fauna se puede ver, visitar y fotografiar una encina catalogada como singular »La Meregil» debido a sus dimensiones. Alguna de las especies que puedes fotografiar:
- Rabilargo
- Pinzón bulgar
- Busardo Ratonero
- Milano Real
- Corzo
- Jabalí
- Lagarto ocelado
- culebra de escalera y bastarda
Estas rutas fotográficas para enamorarse de Talavera y su entorno, son una excusa perfecta, porque mirar es también una forma de amar. Porque Talavera y su comarca están llenas de lugares que aún no hemos aprendido a ver del todo. Y porque detrás de cada foto, hay un pequeño homenaje al paisaje que nos sostiene.
La cámara no es el fin, es el medio. El objetivo es sencillo: redescubrir, reconectar, reencantarse.
