El río Bullaque atraviesa el casco urbano de El Robledo, regalando a vecinos y visitantes dos zonas de baño perfectamente habilitadas para refrescarse. A pesar de encontrarse en pleno centro, sus orillas están rodeadas de abundante vegetación, creando un entorno natural ideal para combinar un chapuzón con un paseo relajante.

Ritual de fin de año
En El Robledo, bañarse en este río no es solo un placer de verano: es tradición hacerlo incluso en invierno para despedir el año, un ritual que desafía al frío y une a la comunidad.
El municipio se ubica en un enclave privilegiado, en el valle donde confluyen el río Alcobilla y el Bullaque, en la raña de Matagrande y rodeado por las de la Toledana y Piedralá, a pocos pasos del Parque Nacional de Cabañeros.
Este parque, joya de los Montes de Toledo, es refugio de especies protegidas como águilas, buitres, cigüeñas negras y otras aves en peligro de extinción. Sus paisajes combinan extensas dehesas y sierras que invitan a realizar rutas de senderismo, avistamiento de fauna y actividades de turismo activo.
La historia de El Robledo también está marcada por la Orden del Sácer, fundada en 1570 por Alonso Rodríguez de Camargo, presbítero de la Orden de Calatrava y alcalde mayor de Toledo. Hoy sigue activa, dedicada a proyectos solidarios en el tercer mundo, y sus caballeros desfilan cada Corpus Christi.
Entre su patrimonio destacan la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen (siglo XIX) y la Ermita de la Virgen de Fátima, que completan la experiencia de visitar este rincón donde naturaleza, historia y tradición se dan la mano.