Historia: No es Talavera, pero lleva su firma. El Parque de Gasset de Ciudad Real es mucho más que un pulmón verde urbano: es memoria, arte, patrimonio y cultura. Uno de sus rincones más emblemáticos, el entorno de la Fuente Talaverana, ha sido testigo de numerosos cambios y reformas desde su inauguración. La Fuente Talaverana cumple cien años.
Esperanza Santos, presentadora de »Castilla-La Mancha Me Gusta», nos cuenta un trocito de la historia de la Fuente Talaverana:
Historia: No es Talavera, pero lleva su firma
En agosto de 1927, bajo la alcaldía de Antonio Prado, se embelleció el recinto con la instalación de un elegante quiosco de música coronado por un templete, con bar y terraza en su base. Las noches de verano cobraban vida con los conciertos de la banda municipal, convirtiendo ese espacio en un lugar de encuentro social.
Dos años más tarde, en 1929, el teniente de alcalde Francisco Herencia Mohíno propuso recuperar la histórica Cruz de los Casados. El plan, aunque no llegó a realizarse, preveía un templete renacentista con columnas de ladrillo y una fuente con decoración cerámica de Talavera. Finalmente, se optó por una columna corintia con escalinata y cruz de hierro forjado.
En mayo de 1988, se demolió el antiguo auditorio para dar paso a una moderna fuente cibernética, inaugurada el 13 de agosto con un espectáculo de luz, agua y sonido. Ese mismo día también se presentó una nueva puerta de acceso: desapareció el muro de piedra y fue sustituido por una verja de hierro forjado con grandes surtidores ornamentales.
En 2008, el 14 de agosto, se inauguraron las obras de restauración del conjunto. Se repararon las fuentes del “Cura de los Bichos” y “Primavera”, se rehabilitaron los cenadores y se devolvió a la Fuente Talaverana su esplendor original, con bancos restaurados fielmente al diseño histórico.
La fuente, una joya cerámica realizada por el taller talaverano de los Ruiz de Luna, destaca por su pilón de 4,5 metros decorado con grecas. Incluye figuras de patos, peces, ranas y niños lanzando chorros de agua, formando un espectáculo acuático armonioso.
Este espacio no solo rinde homenaje a la cerámica de Talavera de la Reina, sino que encarna la conexión entre el arte popular, la historia urbana y la identidad emocional de los vecinos de Ciudad Real. Un rincón que, a través de décadas de transformaciones, ha sabido mantener su esencia.
