Garza imperial: una joya alada en las orillas del Tajo de Talavera. La garza imperial (Ardea purpurea) es una visitante estacional que embellece los humedales de España cada primavera. De silueta esbelta y plumaje vináceo con reflejos púrpura —de ahí su nombre científico—, esta ave no solo destaca por su elegancia, sino también por sus hábitos: cría en colonias poco densas y, en su mayoría, sin mezclar especies.

Garza imperial: una joya alada en las orillas del Tajo de Talavera
Aunque es una especie de distribución restringida, se le puede encontrar en parajes bien conservados del sur de Europa, Asia oriental y África nororiental.
Censo de la garza imperial
En España, el censo de 2011 contabilizó unas 5.379 parejas reproductoras, de las cuales más del 70 % se localizan en las marismas del Guadalquivir y otro 13 % en el delta del Ebro. Sorprendentemente, la tendencia poblacional ha sido positiva durante las últimas cuatro décadas, destacando su crecimiento en Navarra, Mallorca y el propio delta del Ebro.
A nivel legal, figura en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial, aunque no se encuentra incluida en el Catálogo Español de Especies Amenazadas. Esto indica que, aunque no está en peligro inminente, su conservación sigue siendo una prioridad ecológica.
¿Un ave local?
En Talavera de la Reina, tenemos la fortuna de poder observarla durante ciertas épocas en puntos clave como el paseo a orillas del río Tajo en Talavera o en el entorno del Embalse de la Portiña. Estos enclaves, de gran valor ambiental, se convierten en escenario privilegiado para contemplar a esta especie majestuosa en su hábitat natural.
Así, la garza imperial no solo embellece el paisaje, sino que refuerza la importancia de preservar los espacios naturales que rodean nuestra ciudad. Porque cuidar de estas aves también es cuidar del alma de Talavera.