
A menos de dos horas de Talavera de la Reina, escondido entre los valles de la Alcarria y abrazado por los pinares de Guadalajara, se extiende un paisaje sorprendente que pocos imaginan en el corazón de Castilla: el embalse de Entrepeñas, más conocido como el Mar de Castilla.
Sí, Castilla también tiene mar. Y lo tiene en Sacedón.
Un mar sin olas, pero con horizonte

El Mar de Castilla no es un capricho poético. Es el nombre popular que recibe el complejo de embalses formado por Entrepeñas y Buendía, unidos por un corredor de agua que dibuja uno de los paisajes acuáticos más impresionantes del centro peninsular.
Sus aguas tranquilas y su entorno natural lo convierten en un refugio para quienes buscan desconectar, respirar aire puro o practicar deportes náuticos sin necesidad de ir hasta la costa. Kayak, paddle surf, pesca o simplemente un baño con vistas infinitas al bosque: todo eso es posible aquí, en plena meseta.
Sacedón: pueblo de agua, historia y calma

Sacedón es el epicentro humano de este mar interior. Un municipio pequeño, pero con vocación de anfitrión. Sus calles, sus bares con terraza, su puerto deportivo y su paseo fluvial se llenan cada fin de semana de visitantes que buscan algo distinto: naturaleza, pero también autenticidad.
Desde sus miradores se puede contemplar la inmensidad azul que rompe con cualquier idea preconcebida sobre Castilla-La Mancha. Hay quien dice que es el paraíso interior que Madrid aún no ha terminado de descubrir.
Un destino para todo el año

Aunque el verano es la temporada estrella, el Mar de Castilla ofrece planes los doce meses del año. Senderismo por la ribera del embalse, rutas en bicicleta, escalada, escapadas gastronómicas por la Alcarria o visitas culturales a los pueblos colindantes como Durón, Córcoles o Pareja.
Además, es un destino ideal para familias con niños, grupos de amigos y parejas que buscan un fin de semana diferente. Hay casas rurales, zonas de acampada, alojamientos con vistas y restaurantes donde la trucha, el cordero o el vino DO Mondéjar te recuerdan que aquí el turismo es también sabor.
¿Por qué ir ahora?
Porque los lugares con alma no necesitan masificación para impresionar. Porque en un tiempo de prisas y ruido, el silencio del agua también cura. Porque conocer el Mar de Castilla es reconciliarse con lo que creías conocer de tu propia tierra.
Y porque a veces lo mejor del verano no está en la costa, sino más cerca de lo que imaginas.