Febrero es nuestro mes del amor por excelencia, así que ¿qué mejor mes para hablar sobre las relaciones actuales? Hoy día, podemos encontrar todo tipo: abiertas, monógamas, poliamorosas, híbridas, swingers…Y no, aunque puede que otras generaciones piensen que la nuestra es la más abierta y la que más experimenta, es todo mentira. La diversidad de relaciones no aparece solo en la actualidad, sino ya desde tiempos de Grecia y Roma, en la que era normal tener más de una pareja. Pero es nuestra generación la que ha roto las barreras de tabú y ha decidido nombrar las cosas como son.
Hay que hablar de poliamor y relaciones abiertas, porque no hay una fórmula exacta para amar.
Siempre que hablo con mis amigos o gente cercana, acabamos hablando de nuestros intereses, de si alguno “tendría una relación abierta y poliamorosa”, y de aquí surgió una pregunta. ¿Es lo mismo una relación abierta que el poliamor? En los últimos años, he llegado a una conclusión: nada es 100% exacto. Es complicado definir lo que es una relación abierta de por sí, ya que cada miembro de una pareja es la que pone sus límites. Cada pareja es un mundo. Partiendo de esto, muchas personas piensan que las relaciones abiertas acaban siendo poliamorosas, y aunque las definiciones no nos saquen en claro siempre hay una diferencia muy clara: los sentimientos. La capacidad de amar sentimentalmente a más de una persona a la vez o solo físicamente.
Está claro que el ser humano es poliamoroso de por sí, no atiendo al significado actual de poliamor, sino al sentido etimológico que tiene: poli-muchos/varios, amor-amor. Varios tipos de amor, muchos tipos de amor. Durante nuestra vida no queremos a una sola persona de una misma forma, ni nos gustan las mismas cosas por igual, y aún así, las amamos en un sentido simultáneo. Tenemos la capacidad de enamorarnos varias veces a lo largo de nuestra vida, o de no hacerlo. Somos seres hechos para amar. Personas, lugares, objetos, ideas…Cualquier tipo de amor es válido, y hay que apreciarlo y respetarlo por igual.
