Que fácil es gestionar una familia, un país, una empresa, cuando las cosas van bien, cuando hay dinero y recursos suficientes y cuando no existen situaciones de incertidumbre que desestabilicen el día a día.
Cuando las cosas van bien, es muy fácil gestionar, es muy fácil ser un buen cabeza de familia, político o director.
Lo difícil es gestionar cuando se tienen los recursos mermados, tanto económicos como humanos, y se vive en una continua incertidumbre que desestabiliza el equilibrio de cualquier institución, sea familiar, gubernamental o empresarial.
Es en este contexto donde se pueden ver a los verdaderos artistas de la buena gestión, haciendo malabares por una cuerda bamba a merced de los vientos que soplan, dando fuerza en el punto de apoyo adecuado para gestionar el equilibrio y seguir caminando, intentando tensar la cuerda para poder llegar vivos. Hay muchos de estos artistas en las familias y en las empresas, pero pocos en la política
