La marca Agua de Valtorre ha vuelto a cumplir una de sus promesas más emotivas: culminar su particular Camino de Santiago por la conocida como “ruta espiritual”. Una aventura marcada por la fe que comenzaba en Talavera de la Reina el pasado 21 de octubre, con
la ofrenda de una misa y posterior bendición a los cuatro peregrinos. Un camino marcado por el esfuerzo y el compromiso con los valores de superación que representa la firma. Agua de Valtorre: una aventura que comenzaba en Talavera.

Durante seis intensas etapas y tras recorrer 117 kilómetros, la expedición liderada por el gerente de la empresa, Gregorio Sierra Martín, alcanzaba la emblemática Plaza del Obradoiro, en Santiago de Compostela. A su lado, Manolo, David y Carlos, peregrinos y embajadores que han llevado el nombre de Valtorre por cada sendero, albergue y encuentro del camino.
La salida oficial tuvo lugar el pasado 21 de octubre en Talavera de la Reina, donde recibieron la bendición en una misa previa al viaje. Desde allí, partieron hacia Valença do Minho, punto de inicio de la primera etapa con destino a Porriño, dando comienzo a un recorrido lleno de simbolismo y conexión con lo esencial.
A lo largo de los siguientes días, los caminantes atravesaron parajes de gran belleza como Redondela, Pontevedra, y Vilanova de Arousa, donde el camino se volvió aún más especial con una etapa a bordo de una embarcación hacia Padrón, disfrutando de las vistas únicas que ofrece la travesía fluvial gallega. La última jornada los llevaría finalmente a Santiago, cerrando un ciclo de vivencias, silencios, sonrisas y desafíos superados.
Un camino hidratado con energía natural
En todo momento, Agua de Valtorre ha acompañado a sus peregrinos como fuente de energía, hidratación y bienestar. Que ha sido clave para mantener la vitalidad durante cada etapa. Una forma natural y eficaz de cuidar el cuerpo mientras se alimenta el alma.
Encuentros, historias y hospitalidad
Más allá del esfuerzo físico, este Camino ha sido una experiencia de humanidad compartida. En cada albergue, en cada cruce, en cada conversación entre idiomas y culturas, Agua de Valtorre se ha convertido en un símbolo de acogida y cercanía. Un gesto de hospitalidad que habla de la esencia de la marca: cuidar, conectar y compartir.



