Inaugurado en 1838, el Museo de Guadalajara tiene el honor de ser el museo provincial más antiguo de España. Desde 1973, su sede se encuentra en el majestuoso Palacio del Infantado, una de las construcciones más emblemáticas de la ciudad y símbolo de identidad para los guadalajareños. Este palacio del siglo XV no solo es una obra maestra arquitectónica, sino también el corazón cultural de Guadalajara.

Hoy, el museo se presenta como un gran centro de conservación, investigación y difusión del patrimonio cultural, aprovechando todos los espacios del palacio para exposiciones, talleres, almacenes y actividades abiertas al público. Un auténtico referente cultural que conecta pasado y presente.
Talavera en el corazón del Palacio
Entre sus múltiples tesoros, destaca una pieza única de nuestra tierra: un arrimadero de cerámica talaverana del año 1595, compuesto por 210 azulejos policromados de excepcional calidad. Se trata de uno de los mejores ejemplos de la producción cerámica de Talavera en el siglo XVI.
Esta obra, que originalmente decoraba el Salón de Linajes del Palacio del Duque del Infantado, fue encargada por el propio Duque al maestro Hernando de Loaysa, ceramista procedente de Valladolid y afincado en Talavera. Loaysa no solo aportó una ejecución técnica impecable, sino que introdujo elementos renacentistas italianos y el uso decorativo de emblemas en la cerámica española.
Un diseño que habla de historia
El panel cerámico se organiza en distintas zonas:
- Un zócalo inferior decorado con triglifos, perlas y hojas de acanto, rematado por una greca de doble cabo que forma círculos con motivos florales.
- Cuatro secciones en forma de T que muestran medallones ovalados, enmarcados con ornamentos vegetales de estilo renacentista.
- Dos conjuntos laterales de azulejos llamados de “cabeza de clavo”, con un diseño piramidal sobre fondo verde y rosetas decorativas.
- En el centro, una impresionante escena pintada en técnica “berretino”, con dos mujeres aladas, un personaje recostado con un libro, un querubín y una máscara femenina entre veneras. Todo ello pintado en tonos azules con toques blancos, siguiendo el estilo italiano.
Este tipo de revestimiento, conocido como arrimadero, cubría gran parte del muro y tenía doble función: ornamental y protectora. Su complejidad y belleza lo convierten en una de las obras más completas del Renacimiento cerámico talaverano.
De la destrucción a la conservación: Museo de Guadalajara
Gran parte de estas cerámicas fueron retiradas durante la reconstrucción del Palacio del Infantado tras ser gravemente dañado por el bombardeo del 6 de diciembre de 1936 durante la Guerra Civil. Afortunadamente, algunas piezas como este panel se conservaron y hoy forman parte del recorrido museístico, permitiéndonos reconectar con una etapa de esplendor artístico que une a Guadalajara y Talavera en una misma historia.
¿Sabías qué…?
El maestro Hernando de Loaysa fue pionero en introducir en España el uso de emblemas decorativos típicos del Renacimiento italiano. Su obra en el Palacio del Duque del Infantado es considerada la más completa realizada en Talavera a finales del siglo XVI.
Ve el arrimadero en video aquí: