Embárcate en una inolvidable travesía por los pintorescos pueblos que adornan las tierras de Talavera, una experiencia tan cercana y enriquecedora que puede saborearse en tan solo un día. Descubre cinco joyas que deslumbran por su singular encanto, convirtiendo cada visita en un tesoro inolvidable que perdurará en tus recuerdos.
|1| El Real de San Vicente
Situado en pleno corazón de la majestuosa Sierra de San Vicente, El Real emerge como un tesoro oculto, habitado por una comunidad de poco más de mil habitantes. Su nombre evoca una historia rica y fascinante, remontándose al siglo XII, cuando Alfonso VIII estableció un campamento, o «real», en 1197 para socorrer a Talavera y Toledo ante posibles incursiones almohades. Aunque algunas versiones sugieren un origen aún más antiguo, vinculándolo con la toma de Toledo por Alfonso VI en 1080, el legado histórico de El Real es innegable.
Entre los puntos de interés que cautivan a los visitantes se destaca la majestuosa Iglesia de Santa Catalina, un imponente ejemplo de arquitectura barroca construida entre los siglos XVII y XVIII. Esta iglesia de una sola nave, dividida en cinco tramos por pilares adosados, alberga una colección de cuatro esculturas de madera policromada del siglo XVIII, siendo la Virgen de los Dolores una obra maestra que destaca por su exquisita belleza, obra del renombrado escultor Luís Salvador Carmona.
Los Molinos de Tejea, situados a orillas de la pintoresca Garganta de la Tejea, son otro atractivo imperdible de El Real. Tallados en una sola piedra, estos molinos, salvo uno que cuenta con dos plantas, son testimonios vivientes de la tradición molinera de la región. La parte superior de uno de estos molinos se utiliza como vivienda, mientras que la inferior alberga las maquinarias que durante siglos han transformado el grano en harina, perpetuando así una práctica ancestral.
|2| Guadalupe
La historia de Guadalupe se entrelaza con la del Real Monasterio de Santa María de Guadalupe, un monumento e ícono turístico que ha obtenido reconocimientos significativos. Desde 1993, la UNESCO lo ha distinguido como Patrimonio de la Humanidad. Guadalupe ostenta el título de uno de los Pueblos Más Bonitos de España desde 2017 y fue declarado Primera Maravilla Rural de España en ese mismo año. En 2020, fue finalista para la Capital Rural de España, y en 2022 recibió el reconocimiento como el Pueblo más Turístico del Mundo por la Organización Mundial del Turismo.
Guadalupe cautiva a quienes lo visitan y se ha ganado un lugar especial en el corazón de los viajeros.
|3| Navalmoralejo
El enclave arqueológico de Ciudad de Vascos nos transporta a la época de Al-Andalus, siendo una medina (ciudad) que floreció entre los siglos IX y XII, y que hoy yace deshabitada. Ubicada al este del municipio de Navalmoralejo (Toledo), en la zona conocida como «Las Cucañas», a 6,8 km del núcleo urbano, al pie de las Sierras Ancha y Aguda, en las estribaciones occidentales de los Montes de Toledo. Esta ciudad medieval se erige en un terreno de litología granítica en las orillas del río Huso (o Uso), un afluente meridional del río Tajo.
Fundada durante la época omeya entre los años 930 y 950 d.C., la Ciudad de Vascos prosperó gracias a su estratégica ubicación en la frontera entre cristianos y musulmanes, marcada por el río Tajo, que podía cruzarse en este punto. Además, se destacó como un centro metalúrgico de importancia, trabajando los metales de sus alrededores y de los cercanos Montes de Toledo.
En la actualidad, los vestigios defensivos de la ciudad nos revelan una muralla que rodea la medina con una superficie interior de 8 hectáreas, adaptándose a una topografía pronunciada que desciende hacia una vaguada. En la parte norte, sobre un prominente cerro granítico, se alza la alcazaba. Más allá de los muros, se conservan los restos de dos cementerios y, junto al arroyo de la Mora, los de un arrabal, proporcionándonos valiosas pistas sobre la vida cotidiana de aquellos tiempos lejanos.
|4| Castillo de Bayuela
Ubicado en la Sierra de San Vicente, el municipio de Castillo de Bayuela es un testimonio vivo de su rica tradición agropecuaria, conservando vestigios que abarcan desde el Paleolítico y la Edad de Bronce hasta la época romana y musulmana. Entre sus joyas históricas destaca el Castillo de Bayuela, actualmente en ruinas, que se erige como su edificio más representativo. Sin embargo, la visita no estaría completa sin explorar su pintoresco conjunto urbano y la iglesia de San Andrés Apóstol, una joya de estilo gótico tardío del siglo XVI.
Al pasear por sus calles en pendiente y plazas de variados tamaños, la topografía única del lugar se revela en su arquitectura. La Plaza de San Antonio alberga las esculturas zoomorfas de «Los verracos», descubiertas en el Cerro de Torre Castilla, mientras que en la Plaza de la Constitución se destaca el rollo de Justicia, de estilo gótico-plateresco. Las casas de mampostería, reforzadas con sillares, exhiben la típica planta baja encalada y marcos adintelados. La iglesia, por su parte, sorprende por el uso de la célebre cerámica talaverana en su zócalo, altar, púlpito y retablo, este último obra de Ruíz de Luna.
|5| El Puente del Arzobispo
Ubicado en la comarca de la Campana de Oropesa, el Puente del Arzobispo es un monumento que rinde homenaje a su nombre y origen, remontándose al siglo XIV con la construcción del puente. Este imponente testimonio histórico, propiedad de Don Pedro Tenorio, Arzobispo de Toledo y Duque de Estrada, no solo facilitaba el paso a Extremadura y otros destinos, sino que también marcó el inicio del pintoresco pueblo que hoy conocemos. Construido con sillares en 1380 y ampliado en el siglo XVIII como medida preventiva contra las riadas, el puente se mantiene en un estado impecable, ofreciendo tanto admiración como utilidad a los visitantes.
La arquitectura del pueblo, que se extiende a lo largo del puente, refleja su herencia medieval. Edificios destacados como el Rollo y la casa de Diego de Villarroel, junto con casas populares de fachadas encaladas y soportales, añaden un encanto característico a la región. Además, la presencia de joyas arquitectónicas religiosas como la iglesia de Santa Catalina y el convento de los Franciscanos, junto con la tradición alfarera que honra a Santas Justa y Rufina, subrayan la riqueza cultural y religiosa del municipio.
Éstos son solo algunos de los tesoros que aguardan en los pintorescos pueblos de estas tierras ¿Conoces algún otro rincón encantador que merezca ser descubierto?
