Javier Gil y Javier Gil.
En 1992 el líder del Partido Socialista Unificado de Venezuela Hugo Chaves dio un golpe de estado. Venezuela era uno de los países más ricos del mundo. El golpe fracasó y Chaves fue encarcelado. Sin embargo, el gobierno de Venezuela “para dar carpetazo” a esos intentos revolucionarios indultó al líder rebelde. Chaves recorrió todo el país poniendo el foco en acusar a la derecha de corrupción y criticar el sistema de partidos políticos. La población malmetida por el líder socialista le otorgó su confianza en 1998.
Un año después comenzó la colonización de todos los órganos constitucionales por afines al chavismo (tribunal supremo, tribunal constitucional, televisión pública etc…). Chaves comenzó una política denominada de “reparto de la riqueza” que consistió en incrementar enormemente los impuestos a la clase media y autónomos y crear decenas de prestaciones sociales que hicieron que la deuda de Venezuela creciera increíblemente. Esta deuda ocasionó una fuga de capitales y empresas, la inflación se elevó a niveles insospechados y con ella los índices de pobreza. Chaves no toleró la crítica y cerró medios de comunicación y encarceló a los líderes de la oposición. (En España, Podemos ya ha dicho en varias ocasiones que hay que ilegalizar a VOX y PP). Ante la escasez de alimento se creó una “canasta” social o carta de racionamiento. Chaves embargó miles de empresas y propiedades.
El socialismo no reparte la riqueza, sino que iguala a los ciudadanos en la pobreza y todo ello acompañado de una insoportable falta de libertad. Miremos qué está pasando en España y comparemos con lo que pasó en el país hermano. Tal vez nos arrepintamos muy pronto.
Por Javier Gil.
