La Garganta de Alardos, situada en el pintoresco municipio de Madrigal de la Vera en Cáceres, es un conjunto de piscinas naturales que ofrece una experiencia única y refrescante en plena naturaleza. Este paraje natural, destaca por su belleza escénica y su importancia histórica, siendo el puente medieval sobre la garganta una de las imágenes más emblemáticas de la comarca. Ideal para el baño y diversas actividades recreativas, la Garganta de Alardos es el destino perfecto para una escapada en familia.
Un refugio refrescante cerca de Talavera
Esta garganta es famosa por sus piscinas naturales profundas y caudalosas, ideales para un baño refrescante durante los calurosos veranos de Extremadura. La zona más concurrida se encuentra bajo el puente del siglo XVIII, donde el agua es más profunda y abundante. Aquí, una construcción de hormigón funciona como presa artificial en verano, aumentando el nivel del agua y permitiendo a los visitantes sentarse con los pies en el agua mientras disfrutan del entorno natural.
Además, a lo largo de la garganta, encontrarás áreas sombreadas perfectas para colocar tu toalla y relajarte. Aunque es una zona popular y puede estar masificada los fines de semana, es posible disfrutar de un baño tranquilo si se visita entre semana durante los meses de verano.
Ahora, el puente es una construcción del siglo XVIII, se integra perfectamente en el entorno de la garganta, sumando encanto y convirtiéndose en un atractivo turístico destacado. Este se eleva sobre una roca en el río y se construyó aprovechando las ruinas de un antiguo puente romano, que servía para cruzar el río en el trayecto hacia el Puerto del Pico. Además, aún es posible ver algunos restos de la antigua calzada romana, especialmente cerca del Puerto del Pico en Ávila, lo que añade un valor histórico significativo a la visita.
Excursiones y actividades
Esta no solo ofrece un lugar para bañarse, sino también una serie de actividades y excursiones para disfrutar en familia. Se convierte en una zona es ideal para realizar caminatas y explorar el entorno natural, incluyendo los pequeños montes como El Carrasco y el Cerro Molina, y los numerosos arroyos que cruzan la región. A parte, puedes aprovechar la visita para degustar la gastronomía local en los restaurantes cercanos, que ofrecen platos tradicionales de la región.
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